jueves, 27 de junio de 2013

Más marcas atizan el comercio en el Valle de Aburrá

Como nunca antes, la ciudad asiste a la competencia de grandes jugadores del retail en varios formatos para conquistar compradores. Y vienen más
El cambio de aviso, disposición de productos y colores en los 75 supermercados Carrefour, no solo es asunto de que su nuevo dueño, el grupo chileno Cencosud, quiera entrar pisando fuerte en el mercado local del comercio al detal (retail). 

La renovación de imagen que ya comienza a advertirse en esas grandes superficies en Medellín, Itagüí, Bello y Rionegro, también supone una nueva etapa en la creciente competencia en el valle de Aburrá entre dos jugadores internacionales de peso: los franceses de Casino, con 72 tiendas de sus marcas Éxito, Carulla y Surtimax, y ahora los australes con sus nueve tiendas Jumbo (siete) y Metro (dos). 

Ambos grupos coinciden en llegar a distintos segmentos de la población, según sus ingresos, con más cercanía, ofertas en precios, variedad productos y servicios financieros y complementarios que, al final, terminan beneficiando el bolsillo de los compradores.

"Con la llegada de Cencosud a Medellín se evidencia que el negocio se metió a los barrios, gana cada vez más cercanía a los clientes; se incrementa la competencia con marcas propias de las grandes y pequeñas cadenas; la entrada de Jumbo pone un punto de oferta intermedio entre los Éxito y Carulla, y la marca Metro entra a competir con bajos precios a formatos como Surtimax", considera Ignacio Gómez Escobar, consultor experto en mercado minorista.

Al tiempo, más jugadores locales y extranjeros, como D1, Superahorro, Locatel, Euro, Olímpica, La Vaquita, entre otros, se abren espacio en un mercado local con distintos formatos, grandes, medianos y pequeños, con una oferta de precios, productos y servicios nunca antes vista en la ciudad, en coherencia con el aumento del poder adquisitivo de los antioqueños. 

Pero llegarán más. Otro jugador chileno, el Grupo Ripley, abrirá su primera tienda por departamentos en noviembre de 2014 en 9 mil metros cuadrados del costado norte del centro comercial Oviedo y será competencia directa para Falabella y La Polar.

Su plan de expansión en el país comenzó por una megatienda en Bucaramanga, ya tiene confirmada la ubicación de sus primeras 10 tiendas y contempla inversiones por 272 millones de dólares en los próximos 4 años. 

También Falabella, que ya tiene banco y tiendas por departamento en el país, tiene en sus planes poder traer su cadena de hipermercados de bajo costo Tottus, pero primero tendrá que resolver el problema de similitud con Totto, marca de ropa y accesorios, que se ha opuesto a que la Superintendencia de Industria y Comercio dé vía libre a la chilena.

Adicionalmente, se espera el arribo a Medellín de las tiendas Ara, del grupo portugués Jerónimo Martins, que comenzó su agresivo plan de expansión nacional por Pereira y ya ha abierto 14 de 35 tiendas previstas en el Eje Cafetero hasta 2014. Recientes anuncios de agencias internacionales de noticias señalan que la inversión inicial de la compañía lusa rondará los 400 millones de dólares.

"Sin duda, Medellín ya comienza a reflejar lo que vive el país, sobre todo en ciudades intermedias, con el arribo de nuevas superficies, aunque se debe admitir que la alta informalidad laboral limita el desarrollo del retail, que va de la mano de servicios financieros, a diferencia de lo que ocurre en países como Chile", señala Rafael España González, director de Investigaciones Económicas de Fenalco, gremio de los comerciantes.

En ese contexto, ya se aprecia en varias zonas del área metropolitana cómo se atiza la competencia entre cadenas de supermercados. 

Un ejemplo es Itagüí, donde en pocas manzanas se encuentra un supermercado Metro, en el barrio Playa Rica, a 100 metros hay un Superahorro, a 800 metros un Éxito, en sector de San Benito, 500 metros más adelante, un supermercado de la Cooperativa Consumo y a similar distancia un mercado Olímpica, en el parque de San Pío, sin contar ocho minimercados D1 que se han instalado en varias calles donde las tiendas eran las reinas.

"La competencia ha crecido mucho, ya los vecinos salen a rebuscar el mercado mirando más precio que calidad y no se ven las ventas de antes. Ya nos toca también a nosotros buscar mejores precios con las distribuidoras en La Mayorista", comenta María Patricia Cano, mientras atiende el Surtimercado J.O., en el barrio San José, en Itagüí.

Pero a otra escala, el Grupo Éxito también se ha preparado para la llegada de Cencosud. La cadena chilena, que El Colombiano consultó pero no obtuvo respuesta al cierre de esta edición, se aprecia que busca marcar diferencia con lo que era Carrefour y su mayor competencia local con cambios evidentes en la disposición de sus grandes superficies.

Las tiendas Jumbo y Metro ampliaron los corredores, dan más metros cuadrados a secciones de tecnología, electrodomésticos y prendas de vestir. Asimismo, las cajas registradoras están despejadas de los habituales "caimanes" de confitería, bebidas y otros antojos de última hora antes de pagar. 

Entre tanto, ya se ven remodelaciones y cambios en la disposición de las tiendas Éxito, como las ubicadas en Envigado e Itagüí, asimismo afloran las ofertas en las góndolas y sobresalen las áreas de electrodomésticos y computadores.

"Vemos la competencia con mucho respeto. Es un reto para continuar siendo la opción preferida para los antioqueños (…). Avanzamos en reformas y remodelaciones de nuestros almacenes, además de la apertura de nuevas tiendas en la ciudad y el fortalecimiento de programas de fidelidad y relacionamiento con nuestros clientes", explica Carlos Mario Giraldo, presidente del Grupo Éxito, cadena que lidera el mercado local con un 43 por ciento de participación en este segmento, según los estudios de la firma Nielsen.

Pero otros jugadores nacionales como las tiendas Olímpica no se quedan quietos y buscan cautivar más a sus clientes con facilidades para hacer mercado en un solo lugar, cercano y de fácil acceso.

"En Olímpica estamos convencidos de que la competencia sana siempre beneficia al consumidor, y nos obliga a prestar mejores servicio y productos", concluye Gerardo Gutiérrez Mata, gerente de Mercadeo de Olímpica, quien dice que continúa la búsqueda de más opciones en Medellín para agregar más tiendas.

Por último, Locatel, cadena enfocada en productos de salud y bienestar personal, consolida su presencia con cuatro tiendas en Medellín y el próximo año se evaluará su plan de expansión en otras zonas de la ciudad, incluso en formatosdistintos al actual: 

"No solo es crecer en oferta de productos sino en servicios asociados, por ahora viene una renovación total en imagen y concepto", anticipa Carolina Valencia, directora de Mercadeo de la cadena de origen venezolano.

Las competencia está servida. La llegada de Cencosud agita el abanico de promociones de lanzamiento. Quien sea el ganador en esta fuerte competencia de largo plazo, solo lo dirán los consumidores del valle de Aburrá.

martes, 4 de junio de 2013

El pergamino número diez

¿Qué hombre tiene tan poca fe que en un momento de gran desastre y de angustia no ha invocado a su Dios? ¿Quién no ha clamado cuando se ha visto confrontado con el peligro, la muerte, o un misterio superior a su comprensión o experiencia normal? ¿De dónde procede este profundo instinto, que se expresa por la boca de todos los seres vivientes en momentos de peligro?
Agite la mano rápidamente ante los ojos de alguno, y sus párpados pestañearán. Déle a otro un golpecito en la rodilla y la pierna dará un salto. Confronte a otro con una historia de horror y sus labios dirán: “Dios mío”, en virtud del mismo impulso.
Mi vida no tiene que estar saturada de religión para reconocer este gran misterio de la naturaleza. Todos los seres que andan por la tierra, incluso el hombre, poseen el instinto de clamar pidiendo ayuda. ¿Por qué es que poseemos este instinto, este don? ¿No son nuestros clamores una forma de oración? ¿No sería incomprensible, en un mundo gobernado por las leyes de la naturaleza, otorgar a un cordero o a una mula, o a un pajarillo o al hombre el instinto de clamar pidiendo ayuda, si alguna mente superior no hubiese también determinado que el clamor fuese escuchado por un poder superior con la habilidad de escuchar y de responder a nuestro clamor? De aquí en adelante oraré, pero mis clamores pidiendo ayuda serán solo clamores pidiendo dirección.
Nunca oraré pidiendo las cosas materiales de este mundo. No estoy llamando a un sirviente para que me traiga alimentos. No le estoy ordenando a un fondista o mesonero para que me proporcione habitación. No pediré jamás que se me otorgue oro, o amor, o buena salud, o victorias mezquinas, o la fama, o el éxito o la felicidad. Sólo oraré por directivas y orientaciones, para que se me señale el camino para adquirir estas cosas, y mi oración será contestada siempre. Quizá recibiré la dirección y orientación que busco, o tal vez no, pero ¿no son estas dos cosas una respuesta? Si el niño le pide pan a su padre, y el padre no se lo da, ¿no le ha respondido el padre?
Oraré pidiendo directivas y orientación, y oraré como un vendedor de esta manera:
Oh creador de todas las cosas, ayúdame. Porque hoy me interno en el mundo desnudo y solo, y sin tu mano que me guíe me extraviaré del camino que conduce al éxito y a la felicidad. No pido ni oro ni ropas ni aún las oportunidades en consonancia con mi habilidad; en cambio guíame para que adquiera habilidad para aprovechar mis oportunidades. ¡Guíame así en todos mis asuntos que,viviendo sobre la Tierra, pueda usar todo el bien del mundo material, por mis méritos ante Ti; que por mis acciones buenas glorifique Tu nombre en los siglos de los siglos!
Tú les has enseñado al león y al águila cómo cazar y prosperar con sus dientes y sus garras. Enséñame a cazar con palabras y a prosperar con amor para que sea un león entre los hombres y águila en el mercado.
Ayúdame a permanecer humilde en los obstáculos, y fracasos; sin embargo, no ocultes de mi vista el premio que acompañará a la victoria.
Asígname tareas en cuyo desempeño otros hayan fracasado; sin embargo guíame para que pueda arrancar las semillas del éxito de entre sus fracasos. Confróntame con temores que me templen el espíritu; sin embargo, concédeme el valor para reírme de mis dudas.
Dame un número suficiente de días para alcanzar mis metas; y sin embargo ayúdame para vivir hoy como si fuera mi último día.
Guíame en mis palabras para que produzcan frutos. Sin embargo sella mis labios para que no diga chismes y nadie sea calumniado.
Disciplíname para que adquiera el hábito de no cejar nunca; sin embargo señálame la forma de usar la ley de los promedios. Hazme alerta a fin de reconocer la oportunidad; y sin embargo otórgame paciencia que concentrará mis fuerzas.
Báñame en buenos hábitos para que los malos se ahoguen; sin embargo concédeme compasión para las debilidades de los hombres. Déjame saber que todo pasará; sin embargo ayúdame a contar mis bendiciones de hoy.
Exponme ante el odio para que no me sea extraño; sin embargo llena mi copa de amor para que pueda convertir a los extraños en amigos.
Pero que todas estas cosas sean así si es tu voluntad. Soy tan sólo un pequeño y solitario grano de uva que se aferra a la viña, y sin embargo me has hecho distinto de todos los demás. En realidad debe existir un lugar especial para mí. Guíame. Ayúdame. Señálame el camino.
Déjame que llegue a ser todo lo que tienes planeado para mí cuando mi semilla fue plantada y seleccionada por ti para germinar en la viña de Tu mundo.

Ayuda a este humilde vendedor. ¡Guíame, Dios!”

viernes, 31 de mayo de 2013

El pergamino número nueve

El pergamino número nueve

Mis sueños carecen de valor alguno, mis planes son como el polvo, mis metas son imposibles. Todo ello carece de valor a menos que sea seguido de la acción.

Procederé ahora mismo.
Jamás ha existido un mapa, por muy exactos que hayan sido los detalles y la escala, que transportara a su dueño un centímetro de distancia. Jamás ha existido un documento jurídico, por justo que fuese, que haya impedido un crimen.
Jamás ha existido un pergamino, aún como el que yo sostengo ahora, que se haya ganado un centavo, o producido una sola palabra de aclamación.
Solo la acción es la chispa que enciende el mapa, el documento, este pergamino, mis sueños, mis planes, mis metas, hasta convertirlos en una fuerza viviente. La acción es mi alimento y bebida que nutrirá mi éxito.

Procederé ahora mismo.
La demora que me ha retrasado fue hija del temor y ahora reconozco este secreto, extraído de las profundidades de corazones valientes. Ahora sé que para conquistar el temor debo siempre proceder sin vacilación y los estremecimientos de mi corazón desaparecerán. Y ahora sé que la acción convierte la hormiga del temor en el león de impasibilidad.

Procederé ahora mismo.
De aquí en adelante, recordaré la lección de la luciérnaga que proyecta su luz solo cuando vuela, solo cuando está en acción. Me convertiré en luciérnaga y aún durante el día se verá mi resplandor a pesar del sol. Que otros sean como las mariposas que se acicalan las alas, y que sin embargo dependen de la caridad de una flor para vivir. Seré como una luciérnaga y mi luz iluminará el mundo.

Procederé ahora mismo.
No eludiré las tareas de hoy ni las postergaré para mañana, porque sé que el mañana nunca llega. Déjenme proceder ahora aunque mis acciones no traigan la felicidad o el éxito, porque es mejor proceder y fracasar que quedarse inactivo y salir del paso a duras penas. La felicidad, en realidad, quizá no sea el fruto arrancado mediante mi acción, y sin embargo sin la acción todo fruto morirá en su tallo.

Procederé ahora mismo. Procederé ahora mismo, ahora mismo, ahora mismo. ¡Procederé ahora mismo!
De aquí en adelante, repetiré estas palabras constantemente, cada hora, cada día, todos los días, hasta que las palabras se conviertan en un hábito como el respirar y las acciones que sigan sean algo tan instintivo como el pestañear. ¡Procederé ahora mismo! Con estas palabras puedo preparar la mente para realizar todo acto necesario para mi éxito; con estas palabras puedo preparar la mente para hacer frente a todo desafío que el fracasado elude.

Procederé ahora mismo.
Repetiré estas palabras una vez tras otra. Las pronunciaré cuando despierte al saltar de mi cama, mientras el fracasado duerme una hora más.
Procederé ahora mismo.
Cuando entre al mercado las pronunciaré e inmediatamente confrontaré a mi primer cliente, mientras el fracasado medita con detenimiento sobre la posibilidad de que se lo desaire.

Procederé ahora mismo.
Cuando me encuentre frente a una puerta cerrada, las pronunciaré, y luego llamaré mientras que el fracasado espera afuera con temor y temblor.
Procederé ahora mismo.
Las pronunciaré cuando me confronte la tentación, y procederé de inmediato para sacarme a mí mismo del mal.

Procederé ahora mismo.
Cuando esté tentado a abandonar la lucha para comenzar mañana, pronunciaré estas palabras y procederé de inmediato a consumar otra venta.

Procederé ahora mismo.
Solo la acción determina mi valor en el mercado, y para multiplicar mi valor multiplicaré mi acción. Transitaré allí donde el fracasado teme andar. Trabajaré cuando el fracasado busque descanso. Hablaré cuando el fracasado permanece en silencio. Visitaré a diez personas que pueden comprar mis mercancías, mientras que el fracasado se formula planes grandiosos para visitar a uno solo. Afirmaré que la labor está cumplida antes que el fracasado diga que es demasiado tarde.

Procederé ahora mismo.
Porque el ahora es todo lo que tengo. Mañana es el día reservado para el trabajo de los haraganes. Yo no soy haragán. Mañana es el día cuando lo malo se vuelve bueno, y yo no soy malo. Mañana es el día cuando el débil se vuelve fuerte, y yo no soy débil. Mañana es el día cuando el fracasado tendrá éxito. Yo no soy un fracasado.

Procederé ahora mismo.
Cuando el león siente hambre, come. Cuando el águila siente sed, bebe. Los animales procedieran, actuaran – porque quieren vivir. Yo también siento la sed del éxito. Siento sed de felicidad y de paz mental. Si no procedo, si no actúo, pereceré en una vida de fracaso, de miseria, de noches de insomnio.
Impartiré órdenes y obedeceré mis propias órdenes.
Procederé ahora mismo.


El pergamino número ocho

El pergamino número ocho

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Una hoja de morera tocada por el genio del hombre se convierte en seda. Un campo de arcilla tocado por el genio del hombre se convierte en un castillo. Un ciprés tocado por el genio del hombre se convierte en un santuario. Un vellón de lana tocado por el genio del hombre se convierte en un manto para un rey. Y si es posible que las hojas y la arcilla y la madera y la lana multipliquen su valor en un ciento por ciento, qué digo, en un mil por el hombre, ¿no puedo hacer lo mismo con la arcilla que lleva mi nombre?

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Soy como el grano de trigo a quien le confrontan tres futuros. El trigo puede ser puesto en una bolsa y arrojado en un chiquero para alimentar a los puercos. O puede molerse y convertirse en harina y luego en pan. O puede sembrarse en la tierra para que crezca hasta que sus espigas de oro produzcan mil granos de uno. Soy como un grano de trigo, con una diferencia – el trigo no puede escoger ser de alimento para los puercos, molido para el pan, o plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de elección y no permitiré que mi vida sea alimento de los puercos ni dejaré que sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación, y así quebrantado, ser devorado por la voluntad de otros.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Para que crezca y se multiplique es necesario plantar el grano de trigo en la oscuridad de la tierra. Y mi fracaso, mi desesperación, mi ignorancia y mis inhabilidades son la oscuridad en la cual he sido plantado a fin de madurar. Ahora, como el grano de trigo que brotará y fructificará solo si es nutrido por la lluvia y el sol y los vientos tibios, yo también debo nutrir mi cuerpo y mi mente para cumplir mis sueños. Pero para crecer hasta llegar a su plenitud el trigo debe esperar los caprichos de la naturaleza. Pero yo no necesito esperar porque tengo el poder para escoger mi propio destino.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
¿Y cómo lograré esto? Primeramente fijaré metas pequeñas y conseguiré su realización. Al principio trazaré los planes para el día, la semana, el mes, el año y mi vida. Así como la lluvia debe caer antes de que el grano de trigo rompa su cáscara y germine, así yo también debo tener metas y objetivos para que mi vida cristalice.
Al fijarme metas recordaré mis mejores trabajos del pasado y los multiplicaré en un ciento por ciento.
Este será el nivel según el cual viviré en el futuro. Nunca me preocuparé de que mis metas sean demasiado elevadas, puesto que ¿no es mejor acaso apuntar mi lanza a la luna y herir solo a un águila que apuntar mi lanza al águila y pegarle solo a una roca?

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
La magnitud de mis metas no me asombrará aunque quizá tropiece antes de alcanzarlas. Si tropiezo me levantaré de nuevo y mis caídas no me preocuparán porque todos los hombres deben de tropezar con frecuencia antes de llegar a su hogar. Sólo el gusano está libre de la preocupación de tropezar. Y yo no soy gusano. No soy una cebolla tampoco. No soy una oveja. Soy hombre. Que otros construyan una cueva con su arcilla. Por mi parte construiré un castillo con la mía.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Y así como el sol debe calentar la tierra a fin de producir la plantita de trigo, así también las palabras de estos pergaminos calentarán mi vida y convertirán mis sueños en realidad. Hoy una acción será igual a la decena de las de ayer.
Subiré a la montaña de hoy con toda la habilidad que tengo, y sin embargo mañana subiré más alto que hoy, y el día siguiente más alto que ayer. El sobrepasar los hechos de los otros carece de importancia; el sobrepasar mis propios hechos es lo que significa todo.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Y así como el viento caliente hace madurar el trigo, los mismos vientos llevarán mi voz a aquellos que me escucharán y mis palabras les anunciarán mis metas. Una vez pronunciado, no me atrevo a revocar lo que he dicho por temor a la humillación. Seré como mi propio profeta, y aunque todos se rían de mis declaraciones, oirán mis planes, conocerán mis sueños. Y de esta manera no habrá escape para mí hasta que mis palabras se conviertan en hechos realizados.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
No cometeré el terrible crimen de apuntar demasiado bajo. Realizaré la labor que un fracasado no realizará. Siempre extenderé mi brazo más allá de lo que está a mi alcance. No quedaré nunca contento con mi actuación en el mercado. Siempre ampliaré mis metas tan pronto como las haya alcanzado. Procuraré siempre hacer que la próxima hora sea mejor que ésta. Proclamaré siempre mis metas al mundo.
Y sin embargo, nunca proclamaré mis éxitos. Que el mundo en cambio se me acerque con alabanza y que tenga yo la sabiduría de recibirlo con humildad.

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Un grano de trigo cuando se multiplica en un ciento por ciento producirá cien tallos. Multiplique éstos en un ciento por ciento, diez veces, y alimentarán a todas las ciudades del mundo. ¿No soy yo más que un grano de trigo?

Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Y cuando haya realizado esto, lo repetiré de nuevo, y de nuevo, y se producirá el asombro a la maravilla ante mi grandeza, en circunstancias que las palabras de estos pergaminos se cumplen en mí.


El pergamino número siete

El pergamino número siete

Me reiré del mundo.
Ningún ser viviente puede reírse, con la excepción del hombre. Los árboles tal vez se desangren cuando son heridos, y las bestias del campo se quejarán de dolor y de hambre, y sin embargo sólo yo tengo el don de la risa y es un don que puedo usar cuando quiero. De aquí en adelante cultivaré el hábito de la risa.
Sonreiré y mi digestión mejorará; me reiré y mis cargas serán aliviadas; me reiré y mi vida será alargada, porque éste es el gran secreto de la larga vida y es ahora mío.

Me reiré del mundo.
Y especialmente, me reiré de mí mismo porque el hombre es lo más cómico cuando se toma demasiado en serio. Nunca caeré en esta trampa de la mente. Porque aunque sea el más grande milagro de la naturaleza, ¿no soy aún un mero grano de arena sacudido por los vientos del tiempo? ¿Sé en realidad de dónde vine y a dónde voy? ¿Mi preocupación por este día no parecerá nada dentro de diez años? ¿Por qué permitiré, que los acontecimientos insignificantes del hoy me perturben? ¿Qué puede acontecer antes de que se ponga este sol que no parecerá insignificante en el río de los siglos?

Me reiré del mundo.
¿Y cómo me reiré cuando me confronta un hombre o acciones que me ofenden y que provocan mis lágrimas y maldiciones? Tres palabras aprenderé a repetir hasta que se conviertan en un hábito tan fuerte que inmediatamente aparecerán en mi mente siempre que el buen humor amenace apartarse de mí. Estas palabras, transmitidas por los antiguos, me harán triunfar en la adversidad y mantendrán mi vida en equilibrio. Estas tres palabras son: “Esto pasará también”.

Me reiré del mundo.
Porque todas las cosas mundanales cesarán, cuando me sienta profundamente acongojado me consolaré pensando que esto pasará también; mando me sienta orgulloso del éxito me advertiré que esto pasará también. Cuando me sienta oprimido por la pobreza me diré que esto pasará también; cuando esté agobiado de riquezas Recordaré que esto pasará también. Ciertamente, ¿dónde está aquel que edificó la pirámide? ¿No está sepultado dentro de sus piedras? ¿Y la pirámide algún día no quedará sepultada bajo la arena? ¿Si todas estas cosas pasarán, por qué debo preocuparme del hoy?

Me reiré del mundo.
Pintaré este día con risas; pondré marco a esta noche con una canción. Nunca trabajaré para ser feliz; más bien trabajaré con ahínco para no estar triste. Disfrutaré hoy de la felicidad de hoy. No es vino a guardarse en una vasija. No es grano para ser almacenado en una caja. No puede conservarse para mañana. Debe sembrarse y cosecharse el mismo día y esto haré de hoy en adelante.

Me reiré del mundo.
Y con mi risa todas las cosas quedarán reducidas a su justa medida. Me reiré de mis fracasos y se desvanecerán en nubes de nuevos sueños; me reiré de mis éxitos y quedarán reducidos a su verdadero valor. Me reiré del mal, que sucumbirá sin ser probado. Me reiré de la bondad, y ésta prosperará y abundará. El día será triunfante sólo cuando mis sonrisas provoquen sonrisas en otros, y esto lo hago por interés, porque aquellos a quienes les hago mal gesto no compran mis mercancías.

Me reiré del mundo.
De aquí en adelante derramaré solo lágrimas de sudor, porque las lágrimas que nacen de la tristeza, del remordimiento, de la frustración no tienen valor en el mercado, mientras que cada sonrisa puede ser canjeada por oro y cada palabra bondadosa, hablada desde el corazón, puede edificar un castillo.
Nunca permitiré que me vuelva tan importante, tan sabio, tan grave y reservado, tan poderoso, que me olvide de reírme de mí mismo y de mi mundo. En este asunto seguiré siempre siendo un niño, porque solo como un niño se me ha otorgado la habilidad de admirar a los demás; y mientras admire a otro nunca me formaré una opinión excesiva de mí mismo.

Me reiré del mundo.
Y mientras pueda reírme no seré jamás pobre. Este es entonces uno de los mayores dones de la naturaleza, y no lo malgastaré más. La risa y la felicidad son vecinos, caminan mano a mano. La risa me dará la felicidad y el éxito, con la risa puedo disfrutar de los frutos de mi trabajo. Si no fuera así, sería mejor que fracasara. La felicidad es el vino que afina el gusto de la comida. Para disfrutar del éxito debo tener felicidad, y la risa será la doncella que me sirve.
Seré feliz; en este caso sólo tendré éxito. ¡Seré el más grande vendedor que el mundo ha conocido!


martes, 21 de mayo de 2013


El pergamino número seis

Hoy seré dueño de mis emociones.
La marea sube; la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Declina el verano y aumenta el frío. El sol sale; el sol se pone. Llegan los pájaros; y luego parten. Florecen las flores; las flores se marchitan. Se siembra la semilla; se recoge la cosecha. La naturaleza toda es un ciclo de estados de ánimo y yo soy parte de la naturaleza, y así como la marea, subirán mis estados de ánimo; mis estados de ánimo bajarán.

Hoy seré dueño de mis emociones.
Es una de las estratagemas de la naturaleza, escasamente comprendida, que cada día amanezco con estados de ánimo que han cambiado desde ayer. ¿Por qué? ¿Por qué el gozo de ayer se convertirá en la tristeza de hoy? ¿Por qué la tristeza de hoy pasará a ser el gozo del mañana? ¿Por qué ocurre así? – Porque dentro de mí hay una rueda, que cambia constantemente de la tristeza al gozo, de los transportes de alegría a la depresión, de la felicidad a la melancolía. A igual que las flores, los capullos de gozo de hoy se marchitarán y abatirán, y sin embargo recordaré que las flores secas de hoy llevan la semilla del pimpollo del mañana; así también la tristeza de hoy contiene la simiente del gozo del mañana.

Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y cómo dominaré estas emociones para que cada día sea productivo? Porque a menos que mi estado de ánimo sea el correcto, mi vida será un fracaso. Los árboles y las plantas dependen del tiempo para florecer, pero yo elaboro mi propio tiempo, que digo, lo llevo conmigo.
Pero si yo les ofrezco a mis clientes lluvia y lobreguez y tinieblas y pesimismo, reaccionarán con tristeza, tinieblas y pesimismo y no me comprarán nada. Si les ofrezco gozo y entusiasmo y claridad y alegría a mis clientes, reaccionarán con gozo y entusiasmo, claridad y alegría, y mi tiempo me producirá una cosecha de ventas y un granero de oro.

Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y cómo dominaré a mis emociones para que todos los días sean días felices y productivos? Aprenderé este secreto de los siglos: débil es aquel que permite que sus pensamientos controlen sus acciones; fuerte es aquel que compele a sus acciones que controlen sus pensamientos.
Todos los días cuando despierto seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso:
Si me siento deprimido cantaré.
Si me siento triste reiré.
Si me siento enfermo redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo me lanzaré adelante.
Si me siento inseguro levantaré la voz.
Si siento pobreza pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante recordaré mis metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.
De aquí en adelante, sabré que sólo aquellos con habilidad inferior podrán estar siempre a su nivel más alto, y yo no soy inferior.
Habrá días cuando tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me desgarrarían. Aunque el desánimo y la tristeza son fáciles de reconocer, hay otros que se nos aproximan con una sonrisa y con un amistoso apretón de manos pero también pueden destruirnos. Contra ellos, también, debo estar siempre alerta.
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.

Hoy seré dueño de mis emociones.
Y con este nuevo conocimiento comprenderé también y reconoceré los estados de ánimo de aquel a quien visite. Toleraré su enojo y su irritación de hoy porque no sabe el secreto de dominar su mente. Puedo resistir sus saetas e insultos porque ahora sé que mañana cambiará y será un gozo visitarlo.
No juzgaré más a un hombre por una sola visita; no dejaré jamás de visitar de nuevo mañana a aquel que hoy me demuestra odio. Hoy no comprará una carroza por un centavo, y sin embargo mañana canjeará la bolsa de oro por un árbol. El conocimiento que tengo de este secreto será la llave que me abre las puertas de la riqueza.

Hoy seré dueño de mis emociones.
De aquí en adelante reconoceré e identificaré el misterio de los estados de ánimo de toda la humanidad, y en mí. Desde este momento estoy preparado para dominar cualquier tipo de personalidad que se despierta en mí todos los días. Dominaré mis estados de ánimo mediante una acción positiva, y cuando haya dominado mis estados de ánimo, controlaré mi destino.

Hoy controlo mi destino, y mi destino es el de convertirme en el vendedor más grande del inundo.
Seré dueño de mí mismo. ¡Seré grande!

viernes, 17 de mayo de 2013

El pergamino número cinco


El pergamino número cinco

Viviré este día como si fuese el último día de mi vida.

¿Y qué haré con este último día de valor incalculable que me queda? Primero, sellaré el contenido de la vida de manera que ni una gota se derrame sobre la arena. No perderé ni un momento siquiera en lamentarme por las desgracias del ayer, las derrotas del ayer, los sufrimientos del ayer, porque ¿por qué debo desperdiciar lo que es bueno en lo malo?
¿Puede la arena deslizarse hacia arriba en el reloj? ¿Saldrá el sol donde se pone y se pondrá donde sale? – No. Tampoco puedo vivir de nuevo los errores del ayer y corregirlos ¿Puedo hacer que retornen las heridas del ayer y sanarlas? ¿Puedo volverme más joven que ayer? ¿Puedo desdecirme del mal que he hablado, anular los golpes que he asestado, el dolor que he provocado? No, el ayer ha quedado sepultado para siempre y no pensaré más en él.

Viviré hoy como si fuese el último día de mi existencia.
¿Y qué haré entonces? Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en el mañana. ¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá? ¿Puede la arena del mañana correr por el reloj antes que la de hoy? ¿Nacerá el sol dos veces esta mañana? Claro que no. No puedo realizar las tareas del mañana mientras me hallo en la senda del hoy. No puedo poner el oro del mañana en la bolsa del hoy y no puede el niño del mañana nacer hoy. ¿Para qué oscurecer el gozo de hoy? ¿Debo preocuparme de acontecimientos que quizá nunca contemple? ¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurran? ¡No! El mañana yace sepultado con el ayer, y no pensaré más en él.

Viviré este día de mi existencia como si fuese el último.
Este día es todo lo que tengo y saludo este amanecer con exclamaciones de gozo, como un preso a quien se le conmuta la sentencia de muerte. Elevo mis brazos con agradecimiento a Dios por este don inapreciable de un nuevo día.
Así también me golpearé el pecho con gratitud al considerar a todos los que saludaron la salida del sol del ayer y que hoy no figuran entre los vivos. Soy en realidad un hombre afortunado, y las horas de hoy constituyen algo extra, inmerecido. ¿Por qué se me ha permitido vivir este día extra, cuando otros, mucho mejores que yo, han muerto? ¿Será acaso que han cumplido su propósito mientras que el mío está aún inconcluso? ¿Es ésta otra oportunidad de convertirme en el hombre que yo sé que puedo ser? ¿Existe un propósito en la naturaleza? ¿Es éste mi día para distinguirme?

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
Tengo tan sólo una vida, y la vida nada es sino una medida del tiempo. Cuando malgasto una destruyo al otro. Si malgasto el hoy destruyo la última página de mi vida. Por lo tanto, trataré con ternura y afecto cada hora, porque no retornará jamás. No puede conservarse hoy para ser usado mañana, ¿quién puede atrapar al viento? Asiré con ambas manos cada minuto de este día y lo acariciaré con afecto puesto que su valor es incalculable. ¿Qué hombre moribundo puede comprar el hálito de otro aunque esté dispuesto a dar por él todo su oro? ¿Qué valor asignaré a las horas que me quedan? Las consideraré inapreciables.

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
Eludiré con ahínco a todo aquello que mata el tiempo. A la indecisión destruiré con la acción; sepultaré las dudas bajo la fe; el temor destruiré con la confianza. No escucharé a los labios ociosos; no me quedaré donde hay manos ociosas; a personas ociosas no visitaré. De aquí en adelante sabré que el cortejar la ociosidad equivale a robar alimentos, ropas y calor de aquellos a quienes amamos. No soy ladrón. Soy un hombre que siente cariño en su corazón y hoy es mi última oportunidad de demostrar mi cariño y mi grandeza.

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
Los deberes de hoy cumpliré hoy. Hoy acariciaré a mis hijos mientras son niños aún; mañana se habrán ido, y yo también. Hoy abrazaré a mi mujer y la besaré dulcemente; mañana ya no estará ni yo tampoco; hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado; mañana ya no clamará pidiendo ayuda, ni tampoco yo podré oír su clamor. Hoy me sacrificaré y me consagraré al trabajo; mañana no tendré nada que dar, y no habrá nada que recibir.
Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
Y si es mi último día, será mi monumento más grande. Este día haré el mejor de mi vida. Este día aprovecharé los minutos hasta su máximo. Lo saborearé y daré gracias. Aprovecharé Indas las horas y a los minutos canjearé solo por algo de valor. Trabajaré con más ahínco que nunca y exigiré a mis músculos hasta que pidan el alivio, y aún así continuaré. Haré más visitas que nunca. Venderé más mercancías que nunca. Ganaré más oro que nunca. Cada minuto de hoy será más fructífero y fecundo que las horas de ayer. Mi último día deberá ser mi mejor día.

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
¡Y si no lo es, caeré de rodillas y daré gracias a Dios!